jueves, 8 de diciembre de 2011

Miau.

INTRODUCCION Y RESUMEN DEL LIBRO:
Don Ramón de Villaamil es un anciano al que han suspendido de su trabajo de toda la vida en la Administración Pública. Lo único que quiere es trabajar los dos meses que le quedan antes de jubilarse para poder mantener a su familia, la cual está acostumbrada a un nivel de vida razonable. Para esto se endeuda y va pidiendo favores a sus “amigos”. Su recadero es su nieto Luisito Cadalso, que es verdaderamente obediente y bueno. El niño vive con sus abuelos desde que murió su madre, ya que su padre se marchó abandonándolo.
La familia la completan su abuela, doña Pura, y sus tías Milagros y Abelarda. Están acostumbradas a vivir a un nivel de vida que, dadas las últimas circunstancias económicas de la familia, no pueden mantener, y el pobre Villaamil se ve sumergido en una eterna deuda y miseria. A ellas les encanta la ópera, los vestidos… aparentar en general, el gran problema de aquel siglo, la burocracia. Son “las Miau”, debido a esta apariencia que intentan dar y sobre todo a sus facciones y rasgos felinos.
De repente un día inesperado apareció Víctor Cadalso, el padre de Luisito. Éste también trabajaba en la administración, pero no es nada honrado y noble, en comparación con su suegro. Se aloja en la casa con una naturalidad inconcebible, como si nada hubiera cambiado desde la muerte de su mujer. Esto incomoda a toda la familia, no lo quieren allí. Poco a poco va enamorando a Abelarta, la camela y le jura su amor solo con el fin de divertirse; más tarde ella le confesa sus sentimientos y éste la deja de lado, después de estar ella comprometida con Ponce, un noble muchacho que le hacía falta a la familia dada su posición social.
Espontáneamente, aparece una deuda que tiene el padre del niño con su hermana: tiene que entregarle al niño. Quintina y su marido tienen tremendas ganas de formar una familia, pero no pueden, por eso quiere que su sobrino viva con ellos; finalmente, se acaba llendo el niño a vivir con su tía. Esto se une al ascenso de Víctor en la administración y a la incapacidad e impotencia de Villaamil al no poder colocarse, y genera una sensación de desengaño en Villaamil que cuando todo el mundo está planificando la boda de su hija y observa que él ya no será necesario económicamente hablando, va despidiéndose por todos los rincones y finalmente, se suicida.
El suicidio de Villaamil era uno de los motivos por lo que el viejo quería que su nieto fuera a vivir con su otra tía, ya que no quería que el niño viera más miseria.
Durante toda la historia Luisito ve de vez en cuando a Dios, cuando se le aparece. Esto hace que Luisito parezca ser la conciencia de todos los personajes, ya que hace de narrador omnisciente.


TIPOS DE SIGNOS NO VERBALES
Esta novela es tan detallista, tan minuciosa con sus descripciones que podríamos sacar decenas de ejemplos. Gracias a todas estas descripciones podemos entender lo que esta ocurriendo en la escena sin ningún problema. Ejemplos claros son:

Adaptadores: movimientos que realizan. “Sus manos, después de rondar un rato por encima de la cabeza, cayeron desplomadas sobre los brazos del sillón” (Pág. 47, cap. 2) Muestra la desesperación de Villaamil en ese momento. / Momentos en los que el niño agacha la cabeza y mete las manos entre las piernas en representación de arrepentimiento y vergüenza, durante todo el libro. / “Ruiz y Guillén chocaron las copas”; en el momento del brindis. / Todos los suspiros de Abelarda que hace cuando está desesperada, sobre todo cuando piensa en Víctor. / “[…] cerraba los puños y apretaba los dientes”, como sentimiento de rabia de don Ramón.

Reguladores: cuando muchas veces los personajes dejan una frase inacabada, o dan muestras de cariño de unos a otros. / “Abelarda le mandó callar con un gesto expresivo” (Pág.112, capítulo 10) / “Con sonsonete declaratorio” (Pág. 153) / “[…] poniéndole cariñosamente la mano en el hombro”.

Ilustradores: (Pág, 116) la frustración y el enfado de don Ramón cuando habla con su yerno sobre el ascenso de éste, llamándolo incrédulo, a lo que él responde con cierto aire de burla. / Los gritos de doña Pura al presenciar el descontrol de su hija sobre su nieto. / (Pág. 100) Dios habla con Luisito: “- añadió por fin el padre, accionando con la mano cuajada de sortijas”.

Emblemas: representa los sentimientos, las expresiones de los personajes… lo que ellos llevan dentro. Dios lo demuestra con su honestidad hacia Luisito (Pág. 55) / (Pág. 249) A todas las propuestas de su tía Quintina, el niño afirma con la cabeza.


MIRADAS
En esta novela nos muestran muchos tipos de miradas que realizan los personajes por la reacción y la actuación de otros personajes, las opiniones de ellos mismos… que se captan a la perfección por el resto de personajes.

- Los ejemplos más destacables de miradas puede que sean los de Víctor Cadalso hacia Abelarda, cuando la está conquistando, para que ella crea que son palabras sinceras las de su amor. Esto lo hace mirándola fijamente a la cara, como un verdadero Don Juan enamorado, con cierta dulzura y también algo de pena, para que ella crea que, cuando la deje, no esté siendo engañada sino víctima de no poder ser complacida por el amor de Víctor. Y viceversa, Abelarda mira con pena hacia Víctor porque cree que éste no puede sacar los sentimientos que siente por ella.

- Otro ejemplo son las miradas de asombro y contemplación de Luisito hacia Dios cuando habla con éste; con esa admiración. Pero en el personaje del niño podemos observar muchos otros ejemplos de miradas, como cuando habla con su abuelo, que lo mira con cierta pena. Momento en que observa con gran detenimiento el parecido entre su abuela y sus tías después de pelearse con Posturitas, al que miró con odio y rabia, y un tanto de agresividad.


- Esas miradas que se intercambian los compañeros de la Administración cuando Villaamil va a pedir ayuda. Claro ejemplo es la mirada de pena y compasión que siente la gente a la que pide las cartas cuando Luisito va de recadero. Momentos en los que Villaamil se queda patidifuso con la mirada helada al no creer los trapicheos que ha llevado a cabo su yerno para conseguir entrar a trabajar en la Administración en vez de él, con la mirada de un profundo enojo.

Muchas son también las miradas que emiten las “Miau” con cierto aire de prepotencia y predominio.


SONRISAS
Durante el transcurso del libro muchas son las sonrisas realizadas por los personajes, ya bien sean de felicidad, ira y odio, complicidad…
 
“Cadalso entró sonriendo y […] dio la enhorabuena a Ponce” (Por la herencia que iba a recibir de su tío).
Todas las sonrisas (junto con las miradas) que transmite Víctor a Abelarda, ya se sabe, para embaucarla y engatusarla, que luego pasan a ser sonrisas de socarronería hacia ella.
Sonrisas de cortesía que realizan las Miau cuando van al teatro, haciendo puro teatro (valga la redundancia) con el resto de la gente; sonrisas obligadas.

Risas de burla y chanza de los compañeros de la Administración hacia Villaamil cuando enloquece al ir allí.
Y muchos ejemplos más.


TIPOS DE VOZ
Encontramos muchos ejemplos también como los otros dos signos de expresión ya analizados. Son representaciones de sentimientos de personajes, para comprenderlos mejor. Utilizan la entonación de sus palabras y frases para ello.

- Un tipo de voz muy claro es el que utiliza Abelarda para la justificación de su acto contra su sobrino; una voz agobiada, pero a la vez intencionada para parecer víctima de dicha reacción.

-“¡Bandido! (exclamó la señora)”. En el momento en que doña Pura le echa en cara a Víctor las causas de su regreso a la casa.

- A lo largo de todas las discusiones entre los personajes, sobre todo esas fuertes broncas que tienen Villaamil y Cadalso (Pág. 114), elevando los tonos de voz y cambiando constantemente a tonos irónicos con preguntas retóricas, eludiendo a su farsa de vida sin seriedad. También palabras pesimistas al enterarse de la colocación de su yerno en vez de la suya propia.

- Cuando Mendizábal y Paca comienzan una conversación sobre la situación de la familia Villaamil, el señor muestra un tono de voz profundo y solemne (Pág. 49).

- Cuando Villaamil comienza a trastornase por su situación en general, hablando solo, para sí mismo, con diferentes tonos de voz (Pág. 319) al ir cambiando de tema (cuando recuerda la muerte de su hija, por ejemplo).


FORMAS DE VESTIR
Como todo en la obra en general debido a la época en la que está escrita, las formas de vestir también son descritas al detalle, haciendo que se entienda perfectamente lo que lleva puesto cada personaje, y sus intenciones al llevarlo (sobreactuaciones, apariencias…)

- (Pág. 41)  Comparación de la vestimenta de doña Pura de hace años a la actual. Para ella tiene gran importancia, por la apariencia. Dice eso: “¿Quién es esa figura arrancada de un cuadro de Beato Angélico, y que viene envuelta en nubes vaporosas y ataviada con él en nimbo de oro de la iconografía del siglo XIV?”, pero actualmente aparece con unas zapatillas de fieltro y con una bata de tartán verde. Se interpreta que esto lo hace para aludir a la situación económica de la familia.

- (Pág. 81) Cuando Pura aparece con una toquilla, muy arreglada, justificando la coquetería y el detalle con que van las Miau. A veces, como no tenían dinero para comprarse vestidos en el caso de acudir a un acontecimiento o lugar importante, se pasaban horas cosiendo y arreglando los viejos trajes a lucir. Se fijaban en las mujeres ricas.
En los hombres debido a la época, predominaban los sombreros, chaquetones largos y capas, sobre todo daban cierta importancia al que los llevaba, por esto querían que don Ramón lo llevara correctamente (otra vez la apariencia) (Pág. 85). Una de las veces que acude a la Administración ve algún hombre que va muy elegante y piensa que está colocado ahí por la apariencia y no por la eficacia, y cree que él no está dadas sus trazas.

- (Pág. 279) Aquí encontramos una descripción de las vestiduras de Abelarda. Dicha descripción también presenta algunos rasgos de la posición que tiene adquirida.

- (Pág. 300) ”Era Argüelles, el padre de la familia, envuelto en su capa negra , o más bien ferreruelo, el sombrerete ladeado a la chamberga, el bigote retorcido, la perilla enhiesta y erizada por el roce del embozo”.

- (Pág. 146) Víctor comienza a comprarle ropa a Luisito (“le compró una capita muy mona y traje completo azul con medias del mismo color”). Luego comenta la vestimenta de Víctor: “¡y que no lucía poco la gallarda de Víctor con aquel vestir correcto y airoso, no exento de severidad, que es el punto y filo de la verdadera elegancia, sin cortes ni colores llamativos.”
  

ANÁLISIS DE LOS PERSONAJES

Don Ramón Villaamil: Es un hombre mayor, que ha pasado su vida entregado a la Administración. Está frustrado por una vida agobiante sobre todo económicamente que no puede mejorar debido a las deudas y el agobio de su familia y la sociedad en general. Cuando ve que los demás no necesitan de él económicamente, se libera de ese acoso suicidándose. Es el ejemplo de la moralidad y el respeto a los demás, que lleva a su extremo. Honrado y tranquilo; conforme avanza la historia se puede observar como se va desesperando en su situación familiar, sumiéndose en el pesimismo y, enloquecido, se suicida. Tiene una actitud tranquila y bondadosa, por una persona incapaz de hacer el mal ni hacer daño a nadie. Para expresarse, realiza cantidad de gestos.

Doña Pura: Es una mujer más o menos de la edad de don Ramón, y su mujer. A pesar de la posición económica de su marido, se mantiene aferrada a su lujoso pasado, y lleva un alto nivel de vida a pesar de las deudas económicas. Acude a la ópera regularmente, para seguir aparentando, que es su único objetivo. Persona activa, que en los conflictos siempre era la primera en resolverlos. Le vemos gestos cariñosos hacia su nieto, que de cierto modo nos muestran la desilusión de ésta al no tener hijos varones.

Víctor Cadalso: Se introdujo en la familia tras casarse con una de las hijas (ya fallecida) del matrimonio Villaamil. Su llegada no trae más que problemas y complicaciones excepto por su aportación económica, que saca de más de un apuro a la familia. Es el contrapeso a la moralidad de don Ramón. Tiene la genial capacidad de convencer a los demás con su diálogo embaucador. Esto lo usa todo el libro para familiarizarse y unirse a su suegra.

Abelarda: Es una de las hijas de Villaamil. Está confusa por la moralidad cristiana y la pasión, la reacción de los padres y una vida feliz, con la historia de amor ficticia con Víctor. Cuando observa el engaño de éste decide seguir con su novio anterior, que no hay amor pero sí dinero pero llega un momento en que explota, en el episodio de violencia contra Luisito. Es pasiva, sin iniciativas. Sus gestos varían según el personaje con el que esté hablando. Es un tanto insegura, y aunque al principio es tranquila y buena, conforme avanza la historia se enloquece.

Luisito: Es el inocente nieto de los Villaamil. Es el más importante, ya que es como la “conciencia” de los personajes, y entorno a él transcurre la historia. Continuamente recibe información de todos, pero sólo la analiza en sueños, cuando dice que ve a Dios. Ese Dios en verdad es el propio niño, que aporta el punto lógico de los pensamientos de los personajes. Le da mucha rabia cuando critican a sus tías y a su abuela con el cuento de las “Miau”, sobre todo los niños. Al principio es inseguro (como cuando se meten con él en el colegio) pero poco a poco va ganando confianza en sí mismo. Es un niño delgadito.

Milagros: Es la hermana de doña Pura. En el pasado, tuvo una carrera prometedora como cantante, pero fracasó y se conformó a una vida mediocre, que vive sin pensar que el día de mañana pueda ser peor. Se refugia en la cocina y en la ópera para ocultar su frustración ante la vida. Si algo no le gustaba en la ópera o en el teatro, hacía gestos y signos con las manos, cejas… para criticar a los artistas. Es un poco insignificante en la obra.
Las tres mujeres, caracterizadas con el mote de “Miaus” por esos rasgos gatunos en sus rostros. También son realmente consumistas.


OPINIÓN PERSONAL
En mi opinión el argumento de la novela resulta entretenido, lo que hace más amena su lectura. Me resulta curioso las visiones de Luisito, porque siendo un niño habla con Dios. El final de la novela es dramático y nos quedamos con deseos de saber el final definitivo de los demás personajes, aunque todo parece claro según Villaamil.
El tema es la corrupción en la Administración y el afán de aparentar, que posiblemente existiera en la época en que Galdós escribe la novela, y que también en la actualidad se da aunque no de forma tan dramática.
En la caracterización de los personajes se da mucho la animalización, hasta las protagonistas son llamadas Miaus, por su parecido a los gatos.
El lenguaje que utiliza, al ser coloquial, hace que la novela sea más amena y entendible.
Todo esto ha hecho que al final la novela me haya gustado y me haya resultado mas grata de lo esperado.